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BICSA cumple 10 años: de proyecto piloto a fuerza nacional en seguridad alimentaria y desarrollo empresarial


Pretoria – Hace diez años, el sector sudafricano de la seguridad alimentaria y la panificación encontró un aliado inesperado. Lo que comenzó como una división del DGRV para apoyar a panaderías con dificultades se ha convertido en el Bakery & Food Technology Incubator of South Africa (BICSA) – el único incubador de tecnología alimentaria del país, que celebra ahora una década de funcionamiento formal.

Raíces cooperativas, crecimiento sostenible: la historia detrás de BICSA


Las semillas se plantaron en 2005, cuando el DGRV, junto con la Small Enterprise Development Agency, la South African Chamber of Baking y con el fuerte apoyo inicial de BÄKO-ZENTRALE eG, se propusieron abordar un problema persistente: las pequeñas panaderías y cooperativas carecían de acceso a formación, financiación y conocimientos técnicos.
La asociación combinó el saber hacer cooperativo alemán, las redes locales del sector y una financiación específica para crear una plataforma capaz de elevar los estándares, mejorar el cumplimiento normativo y abrir nuevos mercados.

En 2014, BICSA se formalizó como una organización sin fines de lucro bajo la Sección 21, ampliando su alcance más allá de las panaderías para incluir la industria alimentaria y la hostelería. Su programa de incubación emblemático, de tres años de duración y seguido de dos años de apoyo posterior a la graduación, ofrece a los emprendedores desde asistencia técnica en producción hasta estrategias de acceso al mercado y orientación en cumplimiento normativo.

“La combinación de experiencia técnica, credibilidad en el sector y valores cooperativos dio a BICSA una base sólida”, afirma su directora ejecutiva, Ansie Potgeiter. “Es la razón por la que hemos podido adaptarnos y seguir generando impacto.”

Del apoyo de donantes a la autosuficiencia


Como muchas iniciativas de desarrollo, los primeros años de BICSA dependieron del financiamiento de donantes. Pero cuando la pandemia de COVID-19 y los cambios en las prioridades redujeron ese apoyo financiero, la incubadora dio un giro.
En 2020 adoptó un modelo autosostenible, ofreciendo servicios de pago para subvencionar su labor de incubación y reinvirtiendo todas las ganancias en sus operaciones. La transición no estuvo exenta de desafíos – el trabajo en zonas rurales se volvió más difícil, los plazos de los donantes no siempre coincidían y mantener programas de alta calidad seguía siendo costoso – pero BICSA se apoyó en sus relaciones fundacionales para obtener respaldo no financiero, mentoría y orientación estratégica.

Impacto sobre el terreno


A lo largo de los años, BICSA ha apoyado a cientos de pequeñas y medianas empresas (SMMEs), ayudándolas a conseguir financiación, crear empleo y cumplir con estrictas normas de seguridad alimentaria. Algunos casos de éxito incluyen:

  • Vuka Uyibambe Co-operative: revivida tras dos años de inactividad por saqueos, ahora abastece a cuatro tiendas SPAR.
  • Proyecto de la aldea Gwakwani: una panadería solar en una comunidad rural sin infraestructura previa, que impulsa la seguridad alimentaria y el empleo local.
  • Khumo Bohlale Co-operative: pasó de hornear bollos con 2,5 kg de harina a gestionar dos panaderías con una línea completa de productos.
  • Excellere Events: se reconstruyó tras la pandemia utilizando las instalaciones de BICSA y hoy es una empresa de eventos con gran volumen de operaciones.

Éxito según DGRV: instituciones que perduran


La evolución de BICSA refleja un patrón observado en el trabajo global del DGRV: los proyectos piloto, cuando se basan en principios cooperativos y asociaciones sólidas, suelen madurar hasta convertirse en instituciones independientes y sostenibles que siguen generando impacto mucho después de que finalice la financiación inicial.
El apoyo técnico e industrial temprano – como el papel de BÄKO en los primeros años de BICSA – ayuda a garantizar que estas organizaciones estén construidas para perdurar.

Mirando hacia el futuro

De cara al futuro, BICSA planea ampliar sus programas de incubación y formación, fortalecer sus alianzas con la industria y establecer centros regionales para ampliar su alcance.
El objetivo sigue siendo claro: impulsar la creación de empleo, reducir la pobreza y salvaguardar el sector alimentario de Sudáfrica a largo plazo.