Adaptando el negocio cooperativo a «la nueva normalidad» en Kenia


Han pasado 1.5 años desde que la primera infección por COVID-19 fuese reportada en Kenia. La economía del país continua expuesta a la incertidumbre y a un entorno en constante cambio. Mientras las grandes empresas están obligadas a proporcionar equipos de salud y seguridad a sus empleados, los cooperativistas y su personal suelen quedarse atrás a la hora de llevar a cabo sus actividades de forma segura. Además, la mayoría de las cooperativas kenianas operan en zonas rurales, donde la cobertura sanitaria es deficiente y el acceso a información es limitada.

Dado que el nivel de digitalización entre las cooperativas es mínima, la mayor parte de coperativas no ha podido llevar a cabo sus asambleas generales anuales en los últimos 2 años. Las que no pueden realizar sus reuniones en un espacio digital, temen los riesgos que conllevan reuniones presenciales para el bienestar de sus miembros.

Pertenecer a una cooperativa local es a menudo la única forma que tienen los pequeños agricultores de generar ingresos regulares mediante el comercio. Aunque la demanda mundial de materias primas agrícolas, como el maíz, ha aumentado durante la pandemia, el propio agricultor keniano se enfrenta al riesgo de inseguridad alimentaria. Esto puede atribuirse en gran parte a la interrupción de las cadenas de suministro causada por los toques de queda y otras restricciones. El Gobierno de Kenia no ha sido capaz de implementar programas para estabilizar las empresas cooperativas durante esta crisis. Tampoco ha logrado apoyar a los agricultores con mecanismos directos, lo que se suma a la fragilidad del panorama cooperativo en el país.

Apoyo de la DGRV para adaptar la "nueva normalidad"


En este contexto, la DGRV de Kenia apoya a sus socios de proyecto en el camino a adaptarse a la «nueva normalidad». Nuestro proyecto en Kenia se centra en el desarrollo de capacidades de los miembros y líderes de las cooperativas. Aprender nuevas habilidades y ponerlas en práctica es especialmente difícil en tiempos en los que las interacciones físicas no son posibles y la cobertura digital es baja. Por eso apoyamos a nuestras cooperativas asociadas en el desarollo de conceptos de salud teniendo en cuenta capacidades digitales limitadas que permitan una gestión cooperativa.

Por ejemplo, junto con la administración de la cooperativa se definieron medidas y directrices para volver a celebrar asambleas generales presenciales. De este modo, pudimos apoyar a nuestros socios de proyecto para que sigan siendo organizaciones en cumplimiento, apesar de los retos existentes.

Aunque la continuación de reuniones y talleres presenciales y seguros es importante, no se debe subestimar el auge de la digitalización. El E-learning también está desempeñando un papel cada vez más importante en Kenia.

¿Podría el E-learning ser el camino sostenible a seguir?


En los primeros 6 meses del 2021, la DGRV de Kenia, junto con la GIZ y sus socios locales de proyecto, permitieron que 280 cooperativas utilizaran nuestra herramienta en línea «Cooperative Basics». Este software de aprendizaje electrónico se lanzó justo antes del brote de la pandemia de COVID-19 y es el primero de su tipo accesible para los cooperativistas kenianos.

¿Podría el E-learning ser un formato resistente de aprendizaje cooperativo continuo?

En el lado positivo experimentamos que:

  • El E-learning cooperativo atrae a nuevos miembros, por ejemplo, los líderes de la cooperativa a menudo se ofrecen para transmitir su experiencia a los jóvenes no-miembros;
  • La certificación al final del curso de E-learning es a menudo la primera certificación de educación cooperativa que obtienen miembros;
  • Este formato de aprendizaje es favorable, ya que toma en cuenta la disponibilidad de tiempo de los usuarios resultando en cero estrés

Los factores limitantes en Kenia:

  • Se requiere orientación tanto en la materia como en el manejo de las TIC;
  • Sólo el 40% de los usuarios del E-learning de la DGRV tienen menos de 35 años, por lo que no se puede lograr un cambio generacional sólo a través de este formato;
  • La automotivación de los usuarios para seguir aprendiendo en su tiempo libre es baja.

Por último, diríamos que el E- learning como componente diversifica el acceso a la educación cooperativa y tiene el potencial de prosperar en tiempos de crisis, pero sólo si se proporciona una orientación técnica adecuada a lo largo del proceso de aprendizaje.

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